Sonó el despertador, como todos los días imploraba 5 minutos mas de sueño; la posibilidad de no poder hacerlo los obligaban a levantarse, sabia que el trabajo es importante, se metió a la ducha, la rutina inminente de un día cualquiera, como siempre escogió el atuendo para la ocasión, al azar, como siempre lo hace, encendió la cafetera, una dosis péquela de café por la mañana siempre es bien recibida.
El transporte, cruel estampa que se repite día a día, seleccionó una lista de reproducción, le puso play, la única forma de salir de la monotonía. Llego al trabajo, predio la computadora, con ganas de que lo abrazara, pues hace tiempo que no siente ese estremecer, esta vez fue el código binario quien cambiaria la actitud.
Una taza de café mas, es mejor comenzar así las labores pues en el día no es nada bueno estar semi despierto. Un mensaje codificado hablaba de cosas hechas a mano. El interés por la calidad humana, hizo contestar aquel cifrado de letras electrónicas que transmitían un mensaje muy humano, la alerta de respuesta cambio en desenlace de esta historia, pues una oportunidad perdida, parecía abrir una puerta mas.
Gracias por leer, de escribir y de contestar. El código es binario, el mensaje es de colores, olores y lleno de sentido, un sentido que no sentía hace mucho; emoción.
Etiquetas:
pequeños relatos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)