Se leía un poema de Neruda en el timeline, la respuesta nunca llego, la notificación de una carta electrónica en el buzón, y después silencio.
Él, no acostumbra guardar correos, hace un tiempo que no re-envía cartas que no le parezcan importantes, no crea Spam. Ella, no cumplió lo que dijo el último día en que se miraron a los ojos, ella no destrozo su corazón, mucho menos lo desilusiono, solo mal entendió un sentimiento. La carta parecía estar llenas de navajas, digitales por supuesto, parecía que no había pensado las cosas, de algún modo, daba la impresión de haber desahogado el sentimiento que por tanto tiempo llevo en su interior.
Letra a letra, se tejían las palabras que, a primavera vista parecían difíciles de comprender, el contexto de algunos enunciados parecía no tener sentido, varias ocasiones él tuvo que repasar aquel e-mail. En ese momento pensó contestar, pero se detuvo, recapituló; en ese momento, los sentimientos turbios, las emociones caldeadas y el razonamiento no eran de lo más óptimo. Cuando se dio cuenta, ya había transcurrido un tiempo considerable, aquella emoción que de principio existió, ya no estaba, la re-lectura confirmo lo que en aquel momento sospecho. No era el mejor momento, ¿cuando será? se pregunto, la incertidumbre de no saber que decir cuando, no hay palabras para hacerlo.
Si no tienes nada que decir, no hace falta que menciones si quiera el hecho.
Esa era la Post data. Sabias palabras, en el peor momento. Y no; aun no es tiempo de la respuesta a ese correo.
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pequeños relatos
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