Ejercicio 12 Click

Publicado por klonher Ricardo
Hace ya tiempo que no voy a una boda y es por una simple razón, la ultima me dejo un sabor de boca algo peculiar, me dejo un sentimiento muy extraño…

Recuerdo bien que era un sábado por la tarde, no recuerdo bien la fecha, siempre he sido malo para las fechas; el reloj apuntaba las tres en punto, estaba listo para ir a la ceremonia, tome las llaves del coche y me dirigí a la iglesia, debo confesar que no voy muy seguido a la iglesia, pero eso no importa mucho.
Cuando llegue lo primero vi fue al novio, buen hombre, elegante y con una sonrisa de nervios que no podía ocultar, yo parado a lo lejos expectante, me gusta pasar desapercibido.
Un auto se detuvo delante de las puertas de la iglesia, los invitados miraron con gran interés para ver quien se bajaba de tan lujoso auto, una zapatilla blanca se asomo por la parte baja de la puerta del auto, las madrinas se arremolinaban con las damas de honor para ayudar a bajar a tan hermosa señorita, con un vestido blanco no muy ostentoso pero a la vez elegante, la novia lucia realmente bella, los ojos del novio se iluminaron, parecía que se había postrado un ángel ante el; ella, la tierna imagen de la pureza un milagro de el cielo.
Ya dentro del templo, yo sentado casi al fondo de el salón, solo podía apreciar como se acariciaban las manos constantemente, haciendo muy visible ese amor que algunos instantes se dispondrían a consolidar como pareja.
En ese momento, sentí algo que jamás había sentido unas ganas de llorar inexplicables, pero me pode contener, claro tuve que abandonar el recinto antes de tiempo, pero esa imagen de la pareja uniendo sus dos almas frente al altar, será recordada por mi en mucho tiempo.

Y claro esta, no me gusta mucho ir a las bodas por que siempre lloro, desde ese momento lo se; aunque no dejo ir ninguna oportunidad de asistir a alguna a la que se invitado.
1 comentarios:
  1. Miranda Hooker dijo...

    Ricardo: los temas sencillos pueden ser, también, profundos e íntimos. Tu relato, en ese sentido, es valiente y sensible; te incluyes como narrador pero le das espacio a la imagen. ¡Bien!

    Intenta que el lenguaje le haga contrapeso en complejidad (no rebuscamiento, sino buscar otras opciones) ¿De qué modo, alterno, puedes decir "seguiro"? ¿hermosa señorita? ¿no ostentoso pero a la vez elegante?

    A ver cómo te queda.