Cuantas veces tenemos ganas de sentir eso, aquella cosa desconocida para los que se creen muy “cool”, esa sensación de estar donde quieres estar, en el momento preciso, sin importar nada, ni nadie, cuando la compañía es perfecta, el ambiente idóneo, la emoción de ser.
El mundo se reduce drásticamente, y es que cuando la emoción te gana no hay nada que puedas hacer, cuantas veces puedes contar esa experiencia, ese vivir que no le has robado a nadie, que es solo tuyo.
Muchas veces robamos recuerdo que no nos pertenecen, vivencias que las hacemos nuestras, no nos hagamos tontos, todos algún día lo hemos hecho, contar una anécdota que no es nuestra, pero la aderezamos para que lo sea, hoy no; hoy, sentí aquella emoción que no sentía hace mucho tiempo, de hecho me asusto en un principio, pues ya había olvidado como se sentía.
Hoy no les contare de lo que me paso, si no de lo que me va a pasar, el momento en el que pienso vivir pleno, preparado y asustado a la vez. Hoy se escribirá en un nuevo capitulo lo que me hiciste sentir y lo que me harás pasar mañana.
Hoy, no viviré, hoy moriré por lo que me hiciste y renaceré mañana por lo que hacer ser, hoy es el amor propio el que me llevara de la mano a la reinvención del ser y de la persona.
Hoy me despido para saludarte mañana.
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